¡Ah, ante esta visión, qué placer fluye en todos mis sentidos! Siento un goce vital, joven y sagrado, que corre inflamando mis nervios y mis arterias. ¿ Fue un dios el que trazó estos signos que calman mi alboroto interior que llenan de alegría mi pobre corazon y que, con su impulso incomprensible, revelan en torno a mí el poder de la naturaleza? ¿Soy yo mismo un dios? ¡Lo veo todo tan claro! Veo ante mí, en estos puros rasgos, a la naturaleza activa...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias su comentario